Esta especialidad llamada Cornicabra, también conocida por otros nombres como cabrilla, cornal, cornezuelo, etc, es nada menos que la segunda variedad de España por extensión de cultivo.
Desde Viveros Mediterráneo proporcionamos plantas a las zonas más habituales de este cultivo como son Toledo, Ciudad Real, Madrid, Badajoz y Cáceres principalmente.
Debe su nombre a la forma de su fruto que recuerda al cuerno de una cabra por ser muy curvada, alargada y asimétrica tanto en la pulpa como en el hueso.
El árbol de la Cornicabra es muy vigoroso, de copa bastante espesa y hojas estrechas y cortas de color verde oscuro, con un fácil enraizamiento que hace que sea capaz de salir adelante con éxito en suelos pobres y ante bajas temperaturas.
Llegado el momento de la recolección, que suele ser bastante tardía, el fruto se entiende maduro cuando torna a un color rojo muy oscuro aproximándose en ocasiones casi al negro. Además es de muy difícil desprendimiento de las ramas por lo que su recogida es laboriosa y lenta.
Esta planta es especialmente sensible a plagas como las de Repilo, Mosca y Tuberculosis, por lo que desde Viveros Mediterráneo procedemos a su tratamiento fitosanitario específico desde sus inicios con el fin de evitar las mismas.
El aceite resultante de la aceituna Cornicabra es conocido por su alta estabilidad e importante porcentaje de polifenoles y ácido oleico.
Su sabor es considerado algo amargo y picante aunque puede establecerse en un nivel medio, con un aroma muy equilibrado que lo convierte en el acompañamiento ideal para su ingesta en crudo a modo de ensaladas o tostadas, aunque igualmente se presta para preparados y guisos varios.